Una de las habilidades más cruciales de un líder es la autoexigencia, ya que es un impulso persistente para mejorar. Sin embargo, como todos sabemos, todo en exceso puede ser dañino. 

Si esta cualidad se practica en exceso y de forma obsesiva, puede causar graves perjuicios al practicante; así como a todos los que le rodean.

Por ello, en este artículo te ofrecemos algunos consejos que te ayudarán a gestionar adecuadamente tus niveles de autoexigencia

¿Qué es la autoexigencia?

La autoexigencia es el impulso extra que te das a ti mismo para hacer más y mejor cada día. En otras palabras, es la voz interior que te impulsa a buscar la perfección en todo lo que haces.

Básicamente, la autoexigencia es el camino a la perfección. Hace que te esfuerces más allá de tus límites para cumplir o superar tus "expectativas" o de los demás. Es por eso que nunca estás satisfecho con los resultados.

Si no pones un límite, la autoexigencia te puede hacer perder el enfoque. Además de provocar otros problemas como la autocrítica y el estrés, que pueden repercutir negativamente en tu salud mental.

Aunque no todo es negativo; la autoexigencia es una cualidad que promueve y  aumenta la motivación. Te anima a seguir adelante, mantener hábitos saludables y desarrollar muchas habilidades que te pueden ayudar en tu carrera profesional. 

De hecho, en el ámbito laboral es necesario autoexigirse para alcanzar los objetivos comerciales de una empresa. Esto se refleja en la productividad y calidad de tu trabajo.

En conclusión, la autoexigencia bien gestionada es la búsqueda de la excelencia.

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¿Cómo encontrar el equilibrio?

Como mencionamos anteriormente, la autoexigencia alta puede ser contraproducente; especialmente si te hace sentir insatisfecho con lo que has logrado o sufres un bloqueo mental cuando lo que haces no cumple con tus expectativas. 

De hecho, si las cosas no salen como quieres, es probable que te rindas y te sientas frustrado. Por eso, encontrar el equilibrio es fundamental para que puedas lograr tus objetivos sin desanimarte.

Después de todo, ¿cómo puedes ser productivo en el trabajo si no te sientes bien? ¿Cómo puedes concentrarte al estudiar si no tienes tiempo para recrearte y compartir con tus amigos o familiares?

Aquí hay algunos consejos para reducir los niveles de autoexigencia:

#1. Revisa tu voz interna

Presta mucha atención a las circunstancias específicas en las que aparece esta voz interna. Por ejemplo, ¿cuál es tu sentir al cometer un error en las interacciones sociales o en el trabajo académico?

#2. Identifica el tipo de pensamientos que tienes

Luego, es necesario que revises tus pensamientos en busca de estilos de pensamiento "inútiles" como "yo debería" o insultos hacia ti mismo. Elimínalos de tu lenguaje interno si ese es el caso.

#3. Comprende el propósito de la autoexigencia

Si eres consciente del problema, es más fácil solucionarlo. Puedes preguntarte: "¿Por qué me exijo tanto a mí mismo?" Esto te ayudará a comprender de dónde proviene este comportamiento o cuál es su propósito.

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Consecuencias de una autoexigencia excesiva

Estudios han demostrado que aquellos que se exigen demasiado a sí mismos tienen niveles más altos de estrés y ansiedad. Cuando alguien te pide algo, puede ser difícil decir que no, ya que necesitas que te valoren.

Otras consecuencias incluyen las siguientes:

Autoestima flexible y cambiante

La autoexigencia hace que tu sentido del valor personal fluctúe significativamente dependiendo de cómo resulten las cosas.

Crítica excesiva

Siempre evalúas tus acciones enfocándote en todo lo que sientes que salió mal.

Somatización

A nivel físico son frecuentes las somatizaciones como contracturas musculares, migrañas, trastornos gastrointestinales, fibromialgia, etc.

Procrastinación

El miedo al fracaso puede hacer que dejes de hacer lo que debes hacer. Porque anticipas una gran cantidad de dificultades y posibilidades de error.

En UNID sabemos que la autoexigencia es clave para la superación personal, pero en exceso puede ser perjudicial. Por eso hay que saber cuál es el límite y encontrar un equilibrio.   

Para lograr esto, asegúrate de tener propósitos y un plan de acción. También debes crear actividades realistas que te ayuden a avanzar hacia tus objetivos.

Ahora que conoces los pros y los contras de la autoexigencia, puedes equilibrar tu comportamiento. Esto te ayudará a lograr un mejor rendimiento y una salud mental óptima.

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